EL PAN DE ESTE
DÍA. Job 17:2, “No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya amargura se
detienen mis ojos”. Escarnecer.
En la vida de Job,
Urge la venida de su Defensor, pues su vida se consume por momentos, y apenas
queda esperar, pues si no interviene Dios milagrosamente el sepulcro será su
destino inmediato. Entre sus amigos no encuentra apoyo moral, ya que más bien
es objeto de desprecio y de mofa; por esto, en las noches largas se consume en
la triste meditación y en la amargura. Nadie quiere garantizar la rectitud de
vida de Job; en consecuencia, su única fianza es su propia vida doliente y
extenuada; pero, con todo, suplica a Dios que la tome como fianza de su
rectitud para que actúe en su favor.
No hay nadie que
quiera extender su mano, ofreciéndole apoyo y garantía. Entre los hebreos, este
acto de tocar la mano de alguno, equivalía a salir como fiador ante la sociedad.
Job no encuentra a nadie que responda por él, y por eso presenta a Dios como
fianza sus dolores y miserias, esperando moverle a compasión. “Dame fianza, oh
Dios; sea mi protección cerca de ti. Porque ¿quién querría responder por mí”?
Muchas veces el hombre de Dios se siente abandonado por los suyos y la
sociedad, quizá reportado vituperado y arrinconado por su sistema de doctrinas
y creencias que los doctos se atreven a juzgar; más, sin embargo, el Señor sale
en su ayuda y lo levanta.
En realidad, sus
amigos hablan así, porque no entienden el sentido profundo de sus sufrimientos;
se han limitado a aplicar a su caso sus teóricas concepciones. Dios, pues, les
ha negado la sabiduría, cerrándoles la mente al conocimiento. En este actuar
desprovisto de toda inteligencia, se parecen a los que invitan a sus amigos a
la presa o banquete, mientras que a los hijos se les deja desfallecer de
hambre. La prodigalidad con los primeros contrasta con la mezquindad para con
los que tienen particular obligación. Así mientras se pavonean los que están a
sus anchas mostrando el lujo y la economía de sus congregaciones, sus
congregados se mueren de hambre, porque el pan se vuelve liviano y exento de
nutrientes.
Los amigos de Job,
antes de dar consejo a los demás, deben primero curarse a sí mismos, y ver si
sus teorías sobre la correspondencia entre el sufrimiento y el pecado son
verdaderas, y aplicables en todo caso. Quien juzga a los demás basado en el
pecado, es porque no a podido avanzar en otra dirección, ignora la misericordia
con que Dios reconcilia al mundo, pues, 2 Corintios 5:19. “Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo al mundo, *no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados*, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Job se encuentra,
pues, no sólo abandonado de los suyos, sino que es objeto de escarnio,
convirtiéndose en la fábula o el caso proverbial entre todos los de su tierra.
Es el castigado por Dios, y, en consecuencia, aquel a quien se le puede
impunemente despreciar, escupiéndole en la cara. Sus amigos que solo piensan en
negativo, lo quieren ver llorando y arrepentido, con el objeto de gloriasen en
él. Lo acusan de todas las formas posibles, pero Job, sólo ve su inocua manera
de actuar y pregonar de Dios lo que no es cierto ni aplicable a él. Job 13:12.
Vuestras máximas son refranes de ceniza, Y vuestros baluartes son baluartes de
lodo.
Existe dentro del
contexto religioso la manera de infundir el miedo antes que el amor, este hace
libre a los creyentes. pero las amenazas y acusaciones, obliga al hombre a
vivir humillado, no ante Dios, sino ante quien lo incrimina que se considera
superior porque no peca de la misma manera. Hoy se acusa por ser alegre, por
reír, por llorar, por vestir, por no vestir, por orar y por no orar, por ir al
culto, por faltar a él, por hablar en lenguas y por no hablar, por arrodillarse
y por no hacerlo. Esto y muchas cosas más, cargan al hombre y hace de los
creyentes autómatas, medrosos que deben presumir ante sus líderes para no ser
etiquetados o excomulgados.
Toda persona escarnecedora es aquella que se burla de otra, de manera cruel y humillante. Además, se agrada Mofarse de otro con el fin de humillarlo o ridiculizarlo. Job siente que quienes lo rodean son así, no tienen un grado de respeto por nadie, y sólo busca agraviar, a las personas porque sí, y presumir ser mayor. Jesucristo te puede ayudar, si estás como Job, clama a él y él te acobijara con su manto de gloria y te consuela.
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