EL PAN DE ESTE
DÍA. Romanos 5:12. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre,
y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron”. Muerte
El pecado no es
físico, el pecado es de carácter espiritual porque es en relación primeramente
con Dios. Por ello el pecado no se cometió en la tierra si no en el cielo,
razón por la cual es que lo primero que empezó con cuenta regresiva fueron los
cielos, y luego la tierra: 2 Pedro 3:7. “Pero los cielos y la tierra que
existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego
en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos”. El pecado entró
por Adán alma viviente, por ende, todas las almas quedaron expuestas a la
condena porque el pecado se posicionó en la Carne la cual vuelve al polvo, y el
espíritu es decir la lámpara de Dios que sabe lo que hay en el hombre volverá
Dios quien lo dio; eso significa que lo que está en juego es el alma, y ésta es
la realidad de cada uno de nosotros; ella define, si se deja arrastrar por el
cuerpo, o por el espíritu.
Así es como la
muerte ejerce su dominio teniendo como arma el pecado, Por ello es que la ley
viene a dar la correspondiente señalización al sendero de vida, que evita que
nos salgamos; por esto dice: “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo;
pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado”. Sin embargo, esto no nos ayudó
frente al pecado porque: “No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés,
aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es
figura del que había de venir”. La ley nos dejó descubiertos y sin forma de
justificarnos: Romanos 3:20. “ya que por las obras de la ley ningún ser humano
será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento
del pecado”.
Por lo tanto,
estos tres términos están muy estrechos entre los hijos de Adán, Pecado, Muerte
y Hombre, porque el hombre sin acepción ha pecado y el pecado da como resultado
la muerte. Es aquí donde precisamos la intervención divina: “Pero el don no fue
como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los
muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la
gracia de un hombre, Jesucristo”. Éste según la escritura vino: Romanos 8:3. “…
EN SEMEJANZA DE CARNE DE PECADO y a causa del pecado, condenó al pecado en la
carne”. Por esta razón Cristo es el Don en quien está la vida y la resurrección
pues en él no había concupiscencia, es decir no habitaba la maldad; no era un
miserable como nosotros o el mismo Pablo que dijo: Romanos 7:24. ¡Miserable de mí!
¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Jesús trae vida,
porque es Dios, la fuente inagotable de amor, por eso es que: “con el don no
sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino
a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas
transgresiones para justificación. Pues si por la transgresión de uno solo
reinó la muerte, mucho más reinarán EN VIDA POR UNO SOLO, Jesucristo, LOS QUE
RECIBEN la abundancia de la gracia y del don de la justicia". Así como el
delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres también el acto
redentor de Jesucristo hace justos a todos los hombres que se bauticen en él,
simulando la muerte, para que tengan vida. Es decir, que, por la desobediencia
de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera,
por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos.
Todo esto significa un cambio radical y novedoso a esta creación, pues su autor se hace presente para evaluar y encuentra que ya está poblado una totalidad del planeta, y determina la cuenta regresiva a este sistema, logrando establecer un nuevo orden a partir de él para dar comienzo al hombre según Dios, que son los humildes y que suspiran por él. Aunque: “la ley se introdujo para que el pecado abundase; más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor”. Pues el pecado en Cristo está consumido y no puede predominar en el que Nace de nuevo por el bautismo en su nombre, obteniendo el Perdón de sus pecados, declarando que la muerte pierde su dominio, por Cristo que resucitó dando muerte a la muerte.
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