jueves, 9 de febrero de 2023

 EL PAN DE ESTE DÍA. Proverbios 27:4. “Cruel es la ira, e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?”. Cruel.

 

La ira es cruel, sobre todo cuando no hay una inteligencia clara que descubra a tiempo sus consecuencias, o una voluntad fuerte que la domine. La crueldad de la ira determina el grado de gusto que se obtiene en ese estado; por eso: Salmos 37:8. “Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo”. El sentimiento de la ira tiene sus antecedentes, pues la mayoría de los que experimentan ira, explican su despertar como un resultado de lo que les ha pasado, y es con base en los recuerdos almacenados en amígdala cerebral, que puede en determinado momento invadir o secuestrar emociones, sentimientos, principios, valores y a la persona.

 

Este patrón de comportamiento es diseñado para advertir a los agresores que paren su proceder amenazante. Esto no justifica al iracundo, pero sí, nos da herramientas para mitigar su impacto, lo que debemos es rogar a Dios: Salmos 19:13, "Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión". Porque en sí, todos tenemos en momento esa emoción, de hecho: Efesios 4:26. "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo", Es decir que debemos controlarla.

 

La segunda emoción que cita es que EL FUROR es impetuoso; esto significa que es una agitación violenta del ánimo producida por una contrariedad, un enfado. Es el punto más acalorado de una discusión o situación, donde el ser queda expuesto y sin recursos, pues sale a la defensa de lo que considera su derecho. Es producido por algo que le regresa a un episodio desagradablemente vivido. En ese punto es donde dice Santiago 1:20, porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Los crímenes pasionales son bajo el furor, y por ello, Proverbios 6:34, Porque LOS CELOS SON EL FUROR del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza.

 

Sin embargo, aunque esto atañe la vida conyugal y social, hay algo más temible que la ira, *la pasión de la envidia*. En Proverbios 14:30, afirmó que es como la caries de los huesos, y en el 6:34, que el marido celoso no perdonaría el día de la venganza. Y es que la ira pasa como el viento o se vence con la paciencia; Pero la envidia, es silenciosa, crece con los días, domina totalmente el espíritu, el cual no puede apenas arrojarla de sí. "No hay defecto más pernicioso que la envidia, pues como el óxido al hierro, así ella consume el alma en que habita.

 

Si la ira es cruel, y con ímpetu el furor puede cometer violencia, el texto nos recuerda *“¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?”*. Esta es un sentimiento vil y dañino, que perjudica a otros y así mismo sin sacar ningún beneficio. Al contrario, tiene efectos dañinos aun sobre la salud de quienes la sufren. El patriarca Job, “dice: 5:2, *"Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia”*. Entonces la envidia, se basa en la codicia que es el deseo vehemente de poseer muchas cosas, especialmente riquezas o bienes. El codicioso no para frente al riesgo de exponer a su familia, ya lo dijo el sabio en Proverbios 15:27. “El que siempre quiere tener más, hace daño a su familia, pero el que no vende su honradez a cambio de dinero, tendrá una larga vida.”

 

Una de las cosas que nos dice el Señor es: Salmos 37:1, No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad”. No podemos alimentar la envidia codiciando cosas ajenas, ya lo dijo Dios por medio de Moisés en Deuteronomio 5:21, No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. La envidia ha sido la garante de muchos crímenes y males en la historia. Caín Mató a Abel por ella; “Los patriarcas, movidos por envidia vendieron a José para Egipto”; Pilato mismo “conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes”, a Jesús. Esa misma envidia es la que no te permite aceptar que Jesucristo sea coronado como verdadero Dios, y te bauticen en su nombre. No seas cruel, has un inventario de cuantas cosas has hecho por envidia y arrepiéntete; dile al Señor que te dé la virtud de alegrarse del bien ajeno y no sufrir por ello. Aplica la palabra Romanos 12:15, Gozaos con los que se gozan”.

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