jueves, 9 de febrero de 2023

 EL PAN DE ESTE DÍA. Salmos 137:1. “Junto a los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.”. Opresión.

 

Habían experimentado el poder de Dios, habían visto dividir el mar Rojo, fueron testigos de cómo llovió pan del cielo y los sustentó por cuarenta años, vieron el Jordán abrirse al paso de ellos, reconocieron que Dios había derribado los muros de Jericó, consolidaron guerras y vencieron por la ayuda del altísimo; vinieron y se apoderaron de la tierra donde gobernaban reyes poderosos como Sheon rey amorreo y Og rey de basan; Luego se establecieron como nación bien constituida, con leyes emanadas directamente del omnipotente; y por más de cuatrocientos años se consolidaron como un reino. Sin embargo, a pesar de todos estos hechos portentosos, se dejaron colonizar y en su propia tierra perdieron la libertad.

 

La historia de Israel es una historia que asombra; pues estuvieron en la cúspide del poder, pero perdieron la primacía; textos históricos como 2 Crónicas 20:29. “Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel”. Fueron una realidad gloriosa, lo mismo que 2 Crónicas 17:10. "Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no osaron hacer guerra contra Josafat”. No obstante, ahora, “los que nos habían llevado CAUTIVOS nos pedían que cantásemos. los que nos habían DESOLADO nos pedían alegría”.

 

Después de ser establecidos y tener la gloriosa presencia de Dios, ahora están en una opresión terrible, reducidos nuevamente a la esclavitud. ¿Por qué los que fueron más poderosos se debilitaron y cayeron tan bajo? No fue porque los adversarios se hicieron más fuertes, o que sus dioses eran mejores y verdaderos; sino porque dejaron al Dios verdadero y él permitió que sus enemigos los conquistaran, Jueces 2:14. "Se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos". Por esto se apoderó de ellos la ruina y la miseria que había en ellos; los que la tierra los había vomitado por la maldad se alojó en sus corazones. Cosa que ya lo había advertido el Señor: Éxodo 34:12, Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.

 

El tormento más grande es el haber perdido una condición privilegiada pues oprimidos y en condición de esclavos no era fácil recordar aquellos días de abundancia, parecía que era parte de la historia, y muchos se habían quedado en historia y no actualizaron su relación con Dios. Ellos no buscaron esa realidad perenne que los había llevado y establecido en Canaán. Como ocurrió con Gedeón, que en medio del azote por los vecinos se negaba a ver quién le habla y le garantiza bendiciones: Jueces 6:13, Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas". Cuántos viven de glorias pasadas, han oído han visto la mano de Dios en sus padres, pero no las viven ellos en sus vidas.

 

Los judíos del texto en mención, recuerdan como aquellos opresores les pedían cantar en medio del abatimiento. El enemigo tomó la muerte como imperio y el pecado como aguijón para doblegar al hombre; sembrando la amargura, la tristeza, el dolor y la misma muerte. Así, el esclavo del pecado, aunque llore y grite, su triste desgracia no para el mundo. Recuerde que la opresión hace entontecer al sabio, pero, si vuelves tus ojos a Cristo Jesús el Dios verdadero, que decidió morir por ti que vivir sin ti, liberándome de la muerte y la condenación, él cambiará tu tristeza en gozo. Dale tu corazón, recíbelo bautizándote en su Nombre para el perdón de tus pecados. Sólo Jesús, te libra de la opresión del pecado y la maldad.

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