EL PAN DE ESTE
DÍA. Romanos 5:6. “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió
por los impíos”. Amor.
Fuimos expulsados
del huerto del Edén por causa del pecado, nos debilitó y despojó aun de la
comunión con el todopoderoso. Pero el amor de nuestro Dios es mas grande que el
pecado. 2 Corintios 5:19. Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
NO TOMÁNDOLES EN CUENTA A LOS HOMBRES SUS PECADOS”. El pecado nos constituye
débiles, aun para dirigirnos a Dios que, en su amor, nos busca, Juan 4:23.
"...porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren". Y
ocurrió lo más hermoso: Efesios 2:1. “él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. Cristo murió por nosotros los
culpables en el momento señalado.
Jesús es quien
puede ostentar ese título de Dios, pues, aunque se despojó de ciertos
atributos, no hubo ni habrá alguien que se los pudiera ceñir porque al tercer
día después de su muerte, retoma aquello de lo que se había despojado y
continúa su eternidad. Juan 6:62. “¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre
subir adonde estaba primero?”. Ya había testificado él mismo a donde iba, o
cual era su lugar, y se decía a quienes lo ignoraban no recibiendo la verdadera
justicia: Juan 16:10. “de justicia, por cuanto “VOY AL PADRE, Y NO ME VERÉIS
MÁS” como el hijo, pues de esta forma lo conocieron; como certifica el apóstol:
2 corintios 5:16. “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos
según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos
así”. Por esto dijo que lo veremos no como el humillado, no como el martirizado
y aborrecido sino como el Padre eterno, y nosotros su hijo: Juan 16:6. Todavía
un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque YO VOY AL
PADRE”.
Jesús es el padre
que viene a buscar a su hijo Éxodo 4:22. “Jehová ha dicho así: Israel es mi
hijo, mi primogénito”. Él ve la condición de su hijo: Isaías 42:22. “Mas este
es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos
en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no
hay quien diga: Restituid”. Y decide venir Isaías 52:5. “Y ahora ¿qué hago
aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se
enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi
nombre todo el día. Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en
aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente”.
Por esta razón es
que Jesús, Lucas 19:41. Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró
sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día,
lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos”.
Desafortunadamente habían hecho caso al que venía a robarlos, matarlos, y
destruirlos y a él lo rechazaban: Juan 10:10. “…; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia”.
El amor de Jesús
es más fuerte que la muerte, es puro, y sobrenatural, nadie más lo puede tener,
es ajeno a intereses mezquinos; no teníamos nada, no había nadie, solo una
humanidad delante de Dios desolada. Romanos 3:12. “Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Pero Él
está llorando por todos, Es aquel grano de semilla gloriosa de la que había
sembrado, pero ahora no hay nada: Isaías 1:21. “¿Cómo te has convertido en
ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad;
pero ahora, los homicidas”. Por ello se entrega sin reservas para poder
sustraer de sí, lo esperado; Juan 12:24: “De cierto, de cierto os digo, que, si
el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva
mucho fruto”.
Cristo, cuando
éramos débiles, ajenos y alejados, nos amó más allá de la vida; por esto es que
Jesucristo representa todo para nosotros y somos uno con él. Tito 2:13.
“aguardando la esperanza bienaventurada y LA MANIFESTACIÓN GLORIOSA DE NUESTRO
GRAN DIOS Y SALVADOR JESUCRISTO, quien se dio a sí mismo por nosotros para
redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de
buenas obras”.
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