jueves, 9 de febrero de 2023

 EL PAN DE ESTE DÍA. Salmos 81:11. “Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos”. Oír.

 

La única nación con una historia ligada con la teología, es Israel. Desde su origen y todo el proceso intermedio hasta su reluciente final. Nada hubiese pasado en ellos que Dios no arreglara. Dios ha sido el progenitor como se lo hiso saber a Faraón Éxodo 4:22, “… Israel es mi hijo, mi primogénito”. y por ello en todo tiempo y cada reinado Él ha tenido injerencia; aunque el pueblo cometió el error de seguir el camino de las naciones desechándolo como Rey, 1 Samuel 8:7,19. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. (y aunque Samuel, trató de persuadirlos), Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros.

 

El salmista redarguye al Pueblo la razón de su desgracia, porque el objeto de protección de Dios era ellos, pero no a ultranza, sino a voluntad, por esto lanza una voz lastimera. ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios, los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, y el tiempo de ellos sería para siempre”. 

 

Los profetas increparon a los reyes y al pueblo para que oyeran a Dios, y por ello, Hebreos 11:37. "Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados". Isaías 48:18, ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. Jeremías 9:2,3. ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y ME HAN DESCONOCIDO, dice Jehová.

 

Despreciar o desechar a Dios, es caminar en la vida sin pastor, a la deriva, y sin camino. Isaías 53:3, Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto …, fue menospreciado, y no lo estimamos”. El pueblo autosuficiente, está condenado a perderse o sufrir hasta hallar donde anclar su barca de dolor. Oseas 5:15, Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.

 

Jesús le presentó al pueblo de Israel un servicio adecuado a sus necesidades, con resultados inmediatos, pero al igual que el pasado ellos lo desecharon y desconocieron, eran como la áspid sorda y ciega que no oye los encantadores, solo quiere oír propuestas de placer de satisfacción terrenal. Por su desconocimiento, el Señor se anticipa a profetizar la derrota, Lucas 19:44, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación".

 

Ellos no estaban acostumbrados a escuchar el mensaje de amor y de perdón, por esto eran agrestes y duros. Juan el Bautista sabe con qué gente está tratando, a ellos les gustaba aquello que les encantara, que los hiciera sentir a gusto, por esto cuando muchos acudían a él para que los bautizara él les decía: Lucas 3:7. ¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca?” Jesús fue rechazado por los judíos que no quisieron oír su voz; tu, no eres así, Jesús te llama y quiere entrar en tu vida, para perdonarte, ayudarte y guiarte en este mundo. Bautízate en su nombre y deja que él more en ti.

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